Argentina : Suelo Amado del vino Malbec

Cepa distintiva de Mendoza y de Argentina, la uva Malbec llegó al país apenas unos días antes de que fuera promulgada la Constitución de 1853, en tiempos de la llamada organización nacional. Hoy ostenta, orgullosa, el primer lugar del podio de los vinos argentinos en el país y en el mundo.

HISTORIA :

El ingeniero agrónomo francés Michel Pouget, especialmente contratado por el gobierno argentino de mediados del siglo XIX, trajo la uva Malbec a la Argentina desde Chile y con el objetivo de que echara raíces en la tierra mendocina, junto a brotes de Cabernet y Merlot. Por entonces, un tal monsieur Malbeck (con una k final que se perdió en el camino) había sido el responsable de difundirla en sus pagos de origen, el suroeste de Francia, no demasiado lejos de los Pirineos, donde fue bautizada Côt. Por su color intenso y sus matices oscuros, los vinos obtenidos con esta variedad eran llamados “los negros de Cahors”, ciudad cargada de arte e historia en el verde valle del río Lot. Tánicos y duros, se consolidaron en la Edad Media y terminaron de fortalecerse en la Modernidad. Una década después de que la uva Malbec irrumpiera en Argentina, una plaga hirió gravemente la viticultura francesa e hizo que el Côt cayera en el olvido hasta su replantación, en 1940. Nuestro país se convirtió así en el único que atesora cepas originales provenientes de Francia.

Claro está que el Malbec no es una variedad ni originaria ni exclusiva de la Argentina: también prospera, entre otros países, en Italia, España, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Estados Unidos. Sin embargo, hay razones para señalar que es aquí, en este lado sur del mundo, donde alcanza su expresión máxima.

«TERROIR» :

El concepto de “terroir”, terruño, es apropiado para hablar de las condiciones geográficas que delimitan las características de la vid. En cuanto al Malbec, el especialista Matías Prezioso, presidente de la Asociación Argentina de Sommeliers, quien cuenta con más de una década de trayectoria en la industria vitivinícola, cuenta que :

“No hay un mejor terroir para producir el Malbec, sino que cada suelo da un perfil distinto. Cuyo y en particular Mendoza es la zona más afamada donde se encuentran algunos de los viñedos más viejos pero se da la particularidad en Argentina que prácticamente en todas las regiones o en las principales se da muy buen Malbec” y aclara que  “es difícil estandarizar los criterios y características del Malbec porque depende mucho donde esté plantado, la región, el clima, las condiciones en bodega, pero en general, el Malbec argentino tiene un color violáceo muy notorio, muy distinguido, que perdura por varios años una vez puesto en botella”. 

UNA CEPA ELEGANTE.

Con una superficie cultivada que sextuplica la de Francia –el segundo país de la lista de productores de Malbec–, Argentina es hoy la principal productora mundial de esta cepa. Los viñedos y parrales de Malbec se extienden desde la provincia de Salta, en el Norte del país, hasta la Patagonia, al pie de la Cordillera de los Andes.

Puede decirse, sin temor a caer en una exageración, que el Malbec es una uva en particular más un terruño específico. En el caso argentino, su característica sobresaliente es un inconfundible color oscuro. Una vez descorchado, recuerda a frutillas, cerezas, ciruelas, pasas de uva y pimienta negra. Ya en boca, es cálido, suave, dulce. Añejado en madera, gana tonos de café, vainilla y chocolate. El Malbec producido en la provincia de Mendoza, en la zona del Valle de Uco (Tupungato, Tunuyán y San Carlos) es considerado la expresión más elegante, con notas especiadas y florales bien marcadas. En el Norte del país, en las provincias de Salta y Catamarca, el sol y las alturas le aportan una estructura muy sólida, con taninos firmes y dulces. Al sur, en las patagónicas provincias de Neuquén y Río Negro, más frío y menos altura hacen que la baya retenga acidez y se produzcan en el vino notas de frutas negras maduras en combinación con un marcado acento mineral. 

VISITAR BODEGAS :

Muchas de las bodegas elegidas por Gusto Argentino para comercializar en Europa, ofrecen enoturismo, una experiencia sumamente recomendable para los amantes del Malbec . En la mayoría de estos establecimientos vitivinícolas, reconvertidos en verdaderos alojamientos deluxe, es posible disfrutar, además, de la mejor gastronomía en un maridaje perfecto con vinos recomendados por expertos. Pero si el tiempo no alcanza para hospedarse en las bodegas, bien valen las degustaciones que acompañan a las visitas guiadas y a las que antecede un contacto directo con los procesos de cosecha y elaboración del Malbec y otras variedades. También valen los paseos en carruaje, los recorridos en bicicleta y las cabalgatas entre viñedos, acequias y arboledas.

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